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Problemas de TDaH

¿QUÉ ES El trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad?

El trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno del aprendizaje y del comportamiento infantil, de base genética, en el que se hallan implicados diversos factores neuropsicológicos, que provocan en el niño alteraciones de la atención, impulsividad y sobreactividad motora, es decir, un problema genérico de falta de autocontrol con amplias repercusiones.

¿Cómo se suele manifestar?

La palabra trastorno, lo que nos quiere decir es que va a provocar dentro de la vida diaria del niño una anomalía, va a llamar la atención de una manera exagerada porque no va a ser como el resto de niños de su edad. Habitualmente lo que ocurre es que el niño aún no tiene el control de las conductas, de la atención, de la impulsividad, de las emociones.

Esto se puede reflejar en distintos ejemplos: el niño no puede dirigirse a la pizarra cuando quiere, no puede organizar sus tareas, no puede controlar su conducta infantil, etc. En general son conductas en las que el niño tiende a llamar mucho la atención y a distraerse.

Puede ser con o sin hiperactividad.

¿A quién puede afectar este trastorno? ¿Es algo genético?

La prevalencia del TDA-H se estima que es de un 4-5% de la población escolar, aunque hay otros estudios que sitúan los datos entre el 8% y el 12%.

Sí, es un trastorno de base genética, en el que se hallan implicados diversos factores neuropsicológicos. Por genético no debemos entender que la persona que tiene TDA-H no puede hacer nada para mejorar su situación, al contrario, aunque el TDA-H le acompañará toda su vida con el tratamiento adecuado se puede mejorar muchísimo, pudiendo llevar una vida totalmente normal.

PREGUNTAS FRECUENTES

(Haz clic en cada una para ver la respuesta)

¿A qué dificultades se enfrenta un niño con TDA-H?

Los niños que presentan este trastorno tienen dificultades para mantener la atención, pueden presentar retrasos de aprendizaje en comparación con sus compañeros y pueden desarrollar problemas de conducta

Atención, Hiperactividad, Impulsividad ¿Es lo mismo? ¿Se dan todas las variables siempre o son independientes?

No son lo mismo en absoluto, aunque sí están relacionados.

La falta de atención se evidencia en dificultades para mantener la atención en algo, para concentrarse, puede ser descuidado, etc.

La hiperactividad afecta más al movimiento, es un niño inquieto, le cuesta estar tranquilo, corre, salta, habla mucho, etc.

La impulsividad se da cuando el niño se precipita a hablar antes de que se lo indiquen, interrumpe, no puede contenerse, etc.

Como podemos ver son síntomas diferentes en la base, pero se pueden dar simultáneamente generando casos combinados o por el contrario con predominio de uno de ellos.

¿Se puede tratar el problema? ¿Se necesita un tratamiento específico?

Sí se puede tratar, pero cada caso es diferente. Se puede llevar a cabo un tratamiento farmacológico o un tratamiento cognitivo-conductual pero lo mejor es combinar las dos vertientes.

¿En qué consiste el tratamiento? ¿Es necesaria la medicación en todos los casos?

Como hemos dicho depende de cada caso. A veces es necesaria la medicación y el niño mejora mucho. En otros casos no hace falta medicación y la persona llega a compaginar el TDA-H con su vida diaria de una forma natural.

¿Este trastorno se manifiesta tanto en el colegio como en casa?

Para que se diagnostique como TDA-H tiene que reflejarse tanto en casa como en el colegio. Si se da sólo en uno de los ámbitos puede tratarse de otro trastorno del comportamiento, pero no de TDA-H.

¿Es cierto que el TDA-H es el trastorno más frecuente en niños y adolescentes?

Sí, es el más frecuente sin ninguna duda y también el más estudiado. En estos momentos se estima que la prevalencia del TDA-H es de un 4-5% de la población escolar, aunque algunos estudios sitúan los datos cerca del 8-12%.

¿Se manifiesta de igual manera en niños y en niñas?

No se manifiesta igual. Los niños tienen un perfil conductual más hiperactivo. Las niñas, generalmente, suelen manifestar otro perfil conductual de predominio más inatento, por lo que es más difícil detectar y diagnosticar el TDA-H en ellas.

¿A qué edad se suele detectar? ¿Es importante detectarlo cuánto antes?

Se puede detectar de los 6 años en adelante. Sí, es muy importante detectarlo cuanto antes. La detección temprana del trastorno puede facilitar el proceso de aprendizaje y favorece la adaptación del niño a su entorno. Además, perfilar adecuadamente los puntos fuertes y débiles de la problemática del niño puede ayudar a adaptar en mayor medida el tratamiento.

¿Pueden generarse secuelas en la edad adulta si no se trata en la infancia?

Muchas personas llegan a la edad adulta sin saber que tienen TDA-H. Algunos se dan cuenta cuando se lo diagnostican a su hijo y se plantean que ellos también pueden tenerlo. Esto sucede porque antes el TDA-H no tenía nombre, no se diagnosticaba. Se asumía que eran niños movidos o con problemas de adaptación, nada más.

Con esto quiero decir, que no tiene por qué dejar secuelas, depende de cada caso ya que se puede manifestar de diferentes formas. A veces es leve y se puede llevar una vida completamente normal, incluso sin saber que se tiene. Pero si entorpece la vida durante la infancia, sí puede generar problemas en la edad adulta. Tenemos que tener en cuenta que si se trata bien desde el principio las oportunidades de aprendizaje y desarrollo son mayores y esto puede influir mucho en el futuro de una persona.

¿Hay algún síntoma que pueda llevar a padres y profesores a sospechar que el niño tenga TDA-H?

Va a llamar la atención de una manera exagerada, sobre todo en los casos de hiperactividad, porque no va a ser como el resto de niños de su edad. Si tiene un predominio más inatento no se reflejará de una forma tan evidente, el trastorno puede pasar inadvertido. Puede advertirse en las notas, en que se dispersa, etc.

Habitualmente lo que ocurre es que el niño aún no tiene el control de las conductas, de la atención, de la impulsividad, de las emociones.

Ejemplos: el niño no puede dirigirse a la pizarra cuando quiere, no puede organizar sus tareas, no puede controlar su conducta infantil. En general son conductas en las que el niño tiende a llamar mucho la atención y a distraerse, etc.

¿Es probable que el niño que tenga TDA-H tenga también otras alteraciones de conducta?

Sí. Sobre todo suelen darse casos en los que un niño con TDA-H padece también algún trastorno de aprendizaje escolar, como la dislexia. Aún así hay que tener cuidado porque los problemas de aprendizaje no tienen por qué ser siempre consecuencia del TDA-H.

Algunos padres dicen que sólo es un niño movido, que no le pasa nada. ¿Qué le podemos decir?

Uno de los grandes problemas del TDA-H es que está infradiagnosticado. Un niño puede ser simplemente movido y eso no tiene nada que ver con el TDA-H. No es sólo una conducta por parte del niño para llamar la atención, hay distintos síntomas y evidencias que indican que el niño tiene TDA-H. Se ve reflejado en problemas en el aprendizaje, problemas para mantener la atención, etc.

Por último, comentar que hay tanto padres que aceptan de forma fácil una medicación para sus hijos como padres que bajo ninguna circunstancia quieren medicarlos. Queremos decirles que no hay que situarse en ningún extremo, lo primero es que el niño esté correctamente diagnosticado y que si tiene TDA-H se proceda al tratamiento necesario, que será tanto farmacológico como conductual, para que sea lo más acertado posible.

¿Hay una tendencia a meter todos los casos en el mismo saco ya que es un trastorno más conocido y frecuente?

Sí, existe una indudable sobremedicación de niños, tratados como TDA-H cuando no lo son. Están mal diagnosticados y por lo tanto mal tratados. Pero también hay un gran grupo de niños infradiagnosticados o diagnosticados con otro trastorno. Es muy importante evolucionar en este aspecto e ir mejorando los procesos de evaluación y diagnóstico y así poder tratar correctamente cada caso individual sin cometer errores que pueden perjudicar el desarrollo del niño. Nosotros queremos conseguir que mediante nuestra herramienta AULA el diagnóstico se pueda realizar de una manera más objetiva y basada en evidencia clínica.

¿Cuál consideras que es la situación del TDA-H en el sistema educativo? ¿Y en el sanitario? ¿Tienes medios disponibles para poder manejarlo?

La sensación generalizada es que los pocos y no especializados servicios dedicados a los problemas de aprendizaje están colapsados y los profesionales no llegan a todo. Así que no hay tiempo material para hacer un correcto seguimiento individualizado de cada caso. Además el sistema sanitario asume que existe un 15% de error diagnóstico.

En el caso de los colegios la situación real es que aunque los docentes conozcan el trastorno no tienen tiempo para atender a todos los niños con algún tipo de trastorno (porque hay muchos más aparte del TDA-H) de forma individual. El día a día del aula no lo permite.

¿Consideras que la formación de profesores y pediatras tiene alguna relación con el fracaso escolar al que tienden los casos TDA-H?

Una mayor formación y conocimiento del TDA-H por parte de los profesores puede ayudar a que el niño esté más controlado conductualmente. Pero hay que tener claro que el fracaso escolar depende de más factores, no se puede adjudicar esa responsabilidad únicamente a los profesores.

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